O professor, escritor e tradutor Caetano Galindo sugeriu-me ouvir este disco. Ele notara certo parentesco entre o Concerto para Piano de John Adams, Must the Devil Have All the Good Tunes?, recém postado aqui no blog, e este de Thomas Adès. Impossível não concordar. Ambos os concertos são ótimos, guardam interlocução com o popular, têm momentos de muito ritmo e agitação, são para grandes orquestras, as linguagens não ficam nada distantes e foram escritos em três movimentos no velho esquema rápido-lento-rápido. Mas o principal parentesco é de espírito, de humor mesmo.
Adès nasceu em Londres, filho da historiadora de arte Dawn Adès e do poeta Timothy Adès . Estudou piano com Paul Berkowitz e mais tarde composição com Robert Saxton na Guildhall School of Music and Drama, Londres. Ele é professor de composição na Royal Academy of Music.
Em março de 2019, Adès regeu a Orquestra Sinfônica de Boston e Kirill Gerstein fazendo a estreia mundial deste seu Concerto para Piano e Orquestra. Encomendado pelo BSO e por Kirill Gerstein, o trabalho já foi interpretado com sucesso em outros palcos e espera-se que se torne parte do repertório de concertos em todo o mundo. Esta gravação ao vivo recebeu respostas arrebatadoras de público e crítica, ficando no mesmo nível do álbum com o trabalho de Adès em 2013, Totentanz. Aliás, Totentanz também está aqui, reunindo solistas como o barítono Mark Stone e a mezzo-soprano Christianne Stotijn com uma (muito) grande orquestra. É uma música surpreendente, alegremente macabra, com uma procissão muitas vítimas, de Papas à donzelas e crianças.
O Scherzo escreveu sobre este CD:
Parece que fue ayer pero Thomas Adés, el antiguo niño prodigio, compositor en residencia de la Hallé con 22 años, tiene ya 49. Lleva a sus espaldas una carrera no solo brillante sino mucho más que eso, pues no deja de ser autor de obras para orquesta como Asyla, un clásico de nuestros días, o de una de las mejores óperas de lo que va de siglo: The Tempest. Hay más cosas pero con esas dos se define bien su genio. Un genio que sigue demostrándose también ahora desde ese otro aspecto que siempre debe preocupar al creador: conseguir que aquello quese propone responda a sus propias expectativas. En ese sentido su nuevo Concierto para piano y orquesta (2019), ya triunfante en muchas salas y muy programado para el incierto futuro, es un ejemplo, si se me permite decir, admirable. Admirable más acá de su efecto emocional, eso tan difícil de explicar objetivamente, y admirable porque se trata de una obra de una inteligencia asombrosa. Responde perfectamente a su título, pues es, ni más ni menos que lo que anuncia. Un concierto para piano y orquesta escrito para un virtuoso —en este caso Kirill Gerstein— y que incluye todas las características del género en su sentido más tradicional, desde la necesidad del poderío técnico a la pertinencia de un acompañamiento no menos sólido, brillantísimo, con un tiempo lento de buena ley lírica y unos extremos muy bien musculados. Todo el conjunto plenamente integrado en parte de una tradición que aquí llega diáfana desde las casi citas al aire general: Rachmaninov, Prokofiev, Ravel y Gershwin en primera instancia y un eco a Ligeti algo más lejano. Todo ello deja con la boca abierta pero al fin hay un punto de retórica, casi de espectáculo, que no es que impida ir más allá sino que da la sensación de que, en efecto, no hay más. Pura música, diría alguien y allá cada cual.
No sucede lo mismo en Totentanz, escrita en memoria de Witold Lutoslawski y estrenada en los Proms en 2013. Una obra mayor donde las haya sobre los textos que acompañaban al friso que estuvo en su día en la catedral de Lübeck, referidos a la muerte —el barítono— que finalmente iguala a todos —la mezzo. Cercana por momentos al Mahler más trágico y con rastros del Bartók de El castillo de Barbazul, está también formidablemente escrita, con unos recursos vocales y orquestales propios de un maestro de la categoría del británico que, aquí sí, demuestra su capacidad para emocionar a su oyente.
Son dos aspectos, pues, de su creación, de sus intenciones y de sus logros. En ambos casos se cumplen de sobra unas y otros pero, en mi opinión, el Adès grande de verdad es el de Totentanz. El del Concierto es el mágico prodigioso a quien, seguro de gustar, y está en su derecho, los fuegos de artificio le salen de maravilla.
Thomas Adès (1972): Adès Conducts Adès
1. Concerto for Piano and Orchestra : 1. – (Live at Symphony Hall, Boston / 2019) (7:35)
2. Concerto for Piano and Orchestra : 2. – (Live at Symphony Hall, Boston / 2019) (7:00)
3. Concerto for Piano and Orchestra : 3. – (Live at Symphony Hall, Boston / 2019) (6:51)
4. Totentanz : Der Prediger (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:16)
5. Totentanz : Der Tod (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:56)
6. Totentanz : Der Tod zum Papst – Der Papst (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:52)
7. Totentanz : Der Tod zum Kaiser – Der Kaiser (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:16)
8. Totentanz : Der Tod zum Kardinal – Der Kardinal (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:42)
9. Totentanz : Der Tod zum König – Der König (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:55)
10. Totentanz : Der Tod zum Mönch – Der Mönch (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:41)
11. Totentanz : Der Tod zum Ritter – Der Ritter – Der Tod zum Bürgermeister – Der Bürgermeister (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (1:49)
12. Totentanz : Der Tod zum Arzt – Der Arzt – Der Tod zum Wucherer – Der Wucherer (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (0:45)
13. Totentanz : Der Tod zum Kaufmann – Der Kaufmann (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:05)
14. Totentanz : Der Tod zum Küster – Der Küster – Der Tod zum Küster (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (4:01)
15. Totentanz : Der Handwerker – Der Tod zum Handwerker (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:20)
16. Totentanz : Der Tod zum Bauer – Der Bauer (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:13)
17. Totentanz : Der Tod zum Mädchen – Das Mädchen (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (2:58)
18. Totentanz : Der Tod zum Kind – Das Kind (Live at Symphony Hall, Boston / 2016) (4:43)
Kirill Gerstein, piano
Boston Symphony Orchestra
Thomas Adès
PQP
o must the devil… me soa principalmente bartokiano